Estilo y aspectos constructivos

El edificio sede de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer fue edificado entre 1892 y 1893 para albergar adecuadamente las dependencias de la Institución, cuyos anteriores locales en la calle del Barco y la calle de la Bolsa se habían quedado sucesivamente pequeños. El inmueble posee una fachada principal en la calle San Mateo 15, y una trasera y menos caracterizada que da a la calle de la Beneficencia, 16 (originalmente no había una entrada en esta calle pero más tarde fue preciso abrir allí una salida de emergencia). La realización de la obra fue rápida, aunque al parecer los arquitectos que firmaron los planos en 1891, Gerardo de la Puente y Pablo Sánchez, fueron relevados en la dirección de obra por Manuel Ruiz de Quevedo y Domingo Ortiz de Zárate, dos personajes personal y estrechamente vinculados a la Asociación.

En 1893, la nueva sede de la fundación estaba lista para ser habitada y fue inaugurada precisamente ese año por Manuel Ruiz de Quevedo, presidente de la Asociación desde la muerte del fundador. Aunque el edificio albergó desde el principio actividades varias como conciertos, exposiciones, entregas de premios, etc., las líneas seguidas se vieron incrementadas a partir de 1908 con la apertura de nuevas escuelas (de taquimecanografía, de correos y telégrafos, etc.). El edificio ha sido habitado ininterrumpidamente, dando cobijo con holgura a los cursos y eventos relacionados con la fundación; existe una interesante serie de documentos gráficos de la Belle Époque (fotografías de promociones de alumnos, recibos de las empresas contratadas o proveedoras de material, diseños de diplomas, etc.) que atestiguan tanto la naturaleza de las actividades de la Asociación como la importancia que se concedía en ella al decoro y la presentación.

El edificio fue dotado desde el principio de una serie de pasillos interiores de iluminación, conducciones de gas y canalizaciones (e incluso un montaplatos que conecta los tres pisos con las cocinas) que lo relacionan con la “arquitectura inteligente” del racionalismo francés (Labrouste) e inglés (Charles Barry) del siglo XIX, cuya estética también adopta en su disposición y en el aspecto de sus elementos compositivos. Fernando de Castro fue uno de los primeros intelectuales en preocuparse por el ambiente físico en que debía desarrollarse la enseñanza: luz, ventilación y espacio (la tríada de preocupaciones de los reformistas urbanos utópicos y después, todavía, del Movimiento Moderno); al igual que ocurrió más tarde con los edificios y actividades de la Institución Libre de Enseñanza, en el cumplimiento de los objetivos de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer el diseño arquitectónico y la elección del entorno no eran factores neutrales, sino que se contemplaban a través del filtro fenomenológico aportado por el “Racionalismo armónico” (es decir, el krausismo) que inspiraba a sus creadores y directores.

Estableciendo una conexión significativa entre grupos de intelectuales, precisamente Ruiz de Quevedo prestaría en 1876 su domicilio de la calle Preciados, 74 para la reunión de creación de la Institución Libre de Enseñanza; una información no tan anecdótica como parece: mientras que la arquitectura ligada a la Institución ha sido estudiada y analizada numerosas veces, incluyendo las consabidas referencias a las relaciones con el krausismo, resulta sorprendente que nadie hasta hoy haya tomado nota de los valores de anticipación que demuestra en todos los aspectos la sede de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, cuya estructura y configuración se halla relacionada con las vidas y el pensamiento de tantos personajes celebrados y relevantes.

David Rivera

Profesor de Historia de la Arquitectura de la Universidad Alfonso X el Sabio y de los Cursos de Ai del DCTA de la ETSA de la UPM. Profesor de la Fundación Fernando de Castro – A.E.M.

 

La casa sede de la Fundación Fernando de Castro, guarda en su interior un importante conjunto de mobiliario característico de la segunda mitad del siglo XIX. Esta interesante colección procede originalmente del conjunto de muebles procedentes de la casa de Fernando de Castro y del amueblamiento original de las sedes sociales que recogieron la actividad cultural y docente del Rector de Castro. La colección de mobiliario docente originariamente procede de la primera sede de la obra de Fernando de Castro de la calle de la Bolsa de Madrid y el segundo conjunto fue adquirido en el año 1890 para la casa de la calle San Mateo. El conjunto de muebles se ha ido enriqueciendo con el paso de los años por diferentes legados de mobiliario y objetos originales del periodo de la Restauración. Cabe destacar el legado realizado por la familia Muñoz-Yusta, procedente de la antigua fábrica de Apolinar Marcos, así como algunas piezas que fueron propiedad de Su Alteza Real, la Infanta Doña Isabel Alfonsa de Borbón.

El conjunto de pinturas se enriquece con la incorporación de obras de diferentes autores que han expuesto en la Sala de Muestras de la Institución o de artistas que han colaborado en actividades programadas en los últimos años.

Se puede decir que el conjunto de las colecciones de la Fundación Fernando de Castro, recoge de forma significativa, de singular interés, la evolución del mobiliario docente y burgués desde la época Isabelina hasta principios de los años 30.

José Miguel Zamoyski de Borbón, Conde Zamoyski

Coordinador de Colecciones de la Fundación Fernando de Castro – A.E.M.