HISTORIA
La Fundación Fernando de Castro es la Institución que engloba las actividades y fundaciones creadas por Fernando de Castro a partir del año 1860.
Entre estas instituciones se encuentra la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, fundada en 1870. La Asociación para la Enseñanza de la Mujer reunió a partir de 1870 todas las Escuelas creadas por Fernando de Castro destinadas a la mujer.
En la década de los años 1860, las escuelas, actividades y fundaciones de Fernando de Castro gozaban de un apogeo y aceptación tan grande que las instalaciones originarias, situadas en la calle de la Bolsa de Madrid, comenzaron a resultar pequeñas para cubrir las necesidades espaciales que se tenían.
Desde hacía algún tiempo, Fernando de Castro estaba destinando parte de sus actividades al ámbito de la mujer. En su Aula Abierta Dominical observó gran afluencia femenina y su relación en la Corte de la Reina Doña Isabel II le llevó a plantearse la necesidad de crear escuelas apropiadas y destinadas a la formación de la mujer dentro de su entorno social.
Las escuelas de institutrices, bibliotecarias, maestras, la Asociación para la Enseñanza de la Mujer y las conferencias del Aula Abierta requerían una ubicación más apropiada para la dimensión y trascendencia que estaban adquiriendo. Estaba en el ánimo de Fernando de Castro modernizar, no solamente los sistemas de enseñanza, sino también las instalaciones destinadas a ellos. Por ello, siguiendo el modelo inglés, se empezó a plantear la creación de un centro moderno, que albergara cómodamente a todas estas escuelas y actividades, dotándolo de grandes aulas bien iluminadas, bibliotecas, laboratorio, talleres, salas de música y canto, sala de arte y pintura y demás espacios perfectamente equipados, despachos, archivos, salas de reunión, cocina, comedor y gimnasio.
A partir de este momento comenzó el proyecto de edificación para la nueva sede de las escuelas fundadas por Fernando de Castro en un edificio exclusivamente dedicado a ellas.
El edificio se construyó adquiriendo unos terrenos situados en la Calle de San Mateo en los que tradicionalmente estuvo situado el Cuartel de San Mateo y que anteriormente habían sido terrenos del Conde de Niebla.
Desde un principio se planteó como un edificio ideal para la docencia, aplicando todos los criterios de iluminación e higiene destinados a un espacio público que tanto preocupaban en la época. Se dotó al edificio de todos los adelantos y comodidades que la época de entonces permitía, en estructuras, instalaciones, desagües, luz eléctrica, luz y cocinas de gas, montaplatos que unían las tres plantas y tantas otras cosas que, por primera vez, podían ser utilizadas en un edificio destinado a la formación.
La realización de este proyecto surgió de un trabajo muy estrecho entre los arquitectos y los catedráticos y profesores que iban a utilizarlo. Todavía hoy se guardan en el archivo de la Fundación Fernando de Castro los documentos y memorias de ejecución que recogen al detalle todas las circunstancias que rodearon la construcción de esta espléndida casa.
Desgraciadamente, Fernando de Castro nunca pudo ver concluido su sueño, puesto que falleció antes de que las obras del edificio comenzasen. No obstante, la mayor parte de su fortuna fue destinada a la financiación de la construcción del edificio de la calle San Mateo que albergaría sus fundaciones.
El resto del capital destinado a cubrir el alto coste que suponía la conclusión de tan ambiciosa obra fue recaudado mediante aportaciones, a fondo perdido, realizadas por simpatizantes, colegas y amigos de Fernando de Castro y su labor; igualmente hicieron sus aportaciones instituciones nacionales como la Casa Real, el Senado, el Congreso de los Diputados, banqueros, ministros y las grandes casas nobiliarias, que quisieron contribuir con este proyecto. Destacaron también muchas aportaciones anónimas o procedentes de profesores de las propias escuelas de Fernando de Castro que, aunque de forma modesta, no quisieron dejar de contribuir.
La Institución abrió sus puertas bajo la dirección de Don Manuel Ruiz de Quevedo, actuando como albacea de Don Fernando de Castro, Don Domingo Ortiz de Zárate, Marqués de Casa Zárate, siendo el centro con las instalaciones más modernas de su época y pionero en la mayoría de las enseñanzas que en él se impartían. Tuvo una gran acogida social por lo que, en poco tiempo, hubo que ampliar las enseñanzas adaptándolas a las nuevas corrientes. Se crearon, siguiendo los modelos ingleses, las primeras escuelas de secretariado, taquigrafía y mecanografía, entre otras. Destacó la fundación de la primera Escuela de Telegrafistas de España. Se cosecharon gran cantidad de premios y reconocimientos, de carácter nacional e internacional, a la Institución y a su trabajo. Ya había participado con gran éxito en exposiciones internacionales como la Exposición Internacional de Philadelphia del año 1876. A partir de ahora, participará en otras como la Exposición Internacional de Chicago del año 1893, la Exposición Internacional de Australia del año 1907, así como otras de carácter nacional, como la Exposición de Industrias de Madrid del año 1907, la Exposición Escolar de Bilbao del año 1905, la Exposición del Fomento de las Artes del 1882, por destacar algunos ejemplos. Cosechó gran cantidad de medallas de oro, plata, menciones de honor y todo tipo de reconocimiento a su labor, de lo que hay interesantes documentos en el archivo histórico de la Fundación de Don Fernando de Castro y la Asociación para la Enseñanza de la Mujer.
Con el cambio de siglo, la Institución gozaba de gran apogeo convirtiéndose en un importante punto de encuentro cultural en el que participaban todos los grandes de la época: Emilia Pardo Bazán o Unamuno, que donó muchas de sus obras a la biblioteca; Joaquín Costa, Albéniz, su hermana Clementina fue profesora de música de la Asociación; Azcárate, Blasco Ibáñez, Benlliure, Cecilio Pla, Sorolla, Giner de los Ríos, Núñez de Arenas, la Duquesa de Parcent, Juan Valera, María Lejárraga, el Conde de Romanones, la Condesa Isabel von Hatheburg, el Marqués de Casa Riera, o el de Valdeterrazo y tantas otras personalidades que forjaron la historia, cultura y arte de la España de aquellos días. Asimismo, y según se registra en los archivos de la Institución en el año 1890, Su Majestad la Reina Doña María Cristina prestó su apoyo y protección a la Fundación de Don Fernando de Castro haciendo importantes donativos, Su Alteza Real la Infanta Doña Isabel Francisca de Borbón, conocida como la Infanta “Chata”, siempre interesada en los asuntos de su querido Madrid, se sumó igualmente a esta iniciativa a partir del año 1895, manteniendo vivo el recuerdo del que fuera, en su niñez, su Capellán y Predicador.
En la década de los años 20, el panorama social y cultural de la mujer había cambiado ya en toda Europa y, desaparecidas las personas que directamente habían apoyado a Fernando de Castro y sus obras, la Institución cayó en una cierta melancolía, lógica por otro lado, por las directrices que estaban tomando los tiempos modernos. Las actividades se mantuvieron siguiendo la iniciativa de atender los vacíos culturales de los más necesitados. Como nuevos objetivos se dedicaron esfuerzos a la alfabetización y escolarización de niños y personas sin recursos, al margen de la preocupación por la formación de la mujer de años anteriores.
En la década de los años 30, los acontecimientos políticos en España se precipitaron teniéndose que reducir considerablemente la actividad de la Institución. Finalmente en el año 1936 se cerraron sus puertas al público, como tantos otros centros docentes y culturales.
Durante la guerra, la casa de la calle San Mateo fue saqueada en diferentes ocasiones, por lo que se perdió gran parte de las piezas y mobiliario original que llenaban los espacios. Importantes obras como las pinturas que el propio Sorolla regaló a la Fundación o los cuadros historicistas que legaron las hijas del pintor Rosales, así como la mayoría del mobiliario que perteneció en su día a Don Fernando de Castro, desaparecieron. Se hizo quema de libros, de retratos, documentos y tantas otras cosas que se perdieron entre las cenizas de una inmensa hoguera improvisada en el patio de columnas.
Corrían tiempos muy difíciles en un Madrid prácticamente devastado, por lo que, el por entonces albacea de Fernando de Castro y Protector de la Institución, Don Rafael Muñoz-Yusta de Illana y Ortiz de Zárate, decidió abrir la casa para dar cobijo a aquellos que habían perdido su hogar tras los bombardeos de Madrid. Fue habitada por varias familias, casi todas ellas de origen humilde y empobrecidas por la guerra. El antiguo salón de música, con su enorme lámpara de cristal, pasó a ser el único techo de esta gente.
La restauración de una Institución arruinada y de un edificio prácticamente desmantelado fue muy complicada. La total falta de capital y el escaso apoyo que se podía conseguir por aquellos días hicieron muy trabajosa su reapertura, que finalmente se consiguió por los desvelos de su albacea y otras personas que seguían fieles a los altos ideales que, en su día, consiguieron hacer de la Fundación Fernando de Castro un centro único y pionero en sus objetivos culturales. Finalmente la Asociación para la Enseñanza de la Mujer consigue reiniciar su actividad en una época diferente y con grandes dificultades, pero sobreviviendo bajo la dirección de la que fuera Secretaria General, Doña Dolores González García, que dedicó su vida a este proyecto.
Bajo la presidencia de José Mª. Muñoz-Yusta y Marcos de Illana y por iniciativa de su hermano Rafael, en el año 1989, se replantea la recuperación y restauración de esta histórica fundación. Se reinicia su actividad docente y cultural, destinada especialmente a la investigación de la época que la vio nacer y sus personajes. Se recupera la Biblioteca y archivos, así como los acuerdos de colaboración con la Universidad Española que existieron antaño. Se recuperó el contacto con los descendientes de antiguos protectores, que hoy son miembros y consejeros de la Institución, como en su día, lo fueron sus antepasados, volviendo a ser Protector de Honor un miembro de la familia de Su Majestad El Rey de España, el Serenísimo Señor Conde José Zamoyski de Borbón y Borbón, bisnieto de la Reina María Cristina, antigua Protectora. Se restauran sus espacios, manteniendo el aspecto original de los días gloriosos de su edificación. Y al fondo de la galería, en el patio de columnas, en la sala de música, bajo la inmensa araña de cristal, han vuelto a sonar los instrumentos.
La Fundación Fernando de Castro, Asociación para la Enseñanza de la Mujer, es, en el siglo XXI, un testigo vivo de su época, el vivo recuerdo del espíritu de Fernando de Castro y de todas aquellas personas que lucharon, de manera desinteresada, por la educación y la cultura, manteniendo siempre alto y limpio el estandarte de sus ideales.
Miguel Muñoz Yusta y del Álamo
Director de la Fundación Fernando de Castro – A.E.M.
Información adicional
Artículo de 1904 en Alma Española sobre la Asociación para la Enseñanza de la Mujer
La Asociación para la Enseñanza de la Mujer. Una iniciativa reformista de Fernando de Castro (1870-1936)
Papeles Salmantinos de Educación -Núm. 10, 2008-